viernes, 29 de enero de 2016

Anotación 60 (Oooolé!)

Bien, amigos, amigas y amigues, voy a contar hoy una historia que llevo tiempo reservando.

Un día, hayábame yo tranquilamente en un campito, tocando a la guitarra canciones rebeldes irlandesas, contrarias a la ocupación británica en Irlanda del Norte, cuando una mujer apareció paseando a su perro.

Se ve que la señora era inglesa. O su padre era inglés. O su perro era inglés, yo no me acuerdo de eso.

Me acuerdo de que, lo que empezó con un "Chico, hay que tener cuidado con lo que tocas porque puedes ofender a alguien", acabó con un "Terrorista, feniano de mierda, hijo de puta" y demás lindezas, todo ello en inglés, claro.

Yo, que poca baza metí (cuando ella entró en el terreno de las descalificaciones personales me permití entrar yo también, llamándola UDA Asshole y cosas feas), sólo podía esperar a que aquel vendaval de odio y horror británico acabase.

Qué sucedió? La señora parece que se calla, hay un momento de tenso silencio en el cual nos miramos....

Y me besa! Me cago en la madre que parió a la vieja. ¿No va la tía y me entra? Joder, yo no sé si es que la discusión la puso cachonda, o que le daba morbo enrollarse con alguien que "apoya" a sus enemigos de muerte ( imagináos a Ana Botella poniéndose cachonda mientras discute con un tío de ETA, pues lo mismo), pero el caso es que tras ese intento de beso (yo cobreé como nunca he cobreado nunca), la mujer se ríe, me acaricia suavemente, llama a su perro (Bills, o Shit, o algo así), y se pira.

Y allí me quedo yo, presa del surrealismo y el desconcierto.  ¿Qué hostia les pasa a las señoras mayores conmigo? No me enrollo con las de mi edad, me voy a enronllar con gente que recuerda la caída de la unión soviética... venga hombre!


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