viernes, 22 de julio de 2016

Anotación 67

Una vez, una chica me empezó a gustar. La llamaremos Pepita. Como ustedes comprenderán, como genofóbico orgulloso que soy, hice todo lo posible por hacer que ese incómodo sentimiento desapareciese completamente. Sobre todo, por factores externos y ajenos que no vienen al caso, pero que hacen del todo imposible cualquier tipo de acercamiento. Al menos en este país.

Pero adivinen qué: es totalmente imposible.

No sólo porque en el autobús a veces me parece que huele como si ella se hubiese subido, y yo me cago en mi pituitaria.
No sólo porque es difícil, en sí mismo.
No sólo porque Facebook de vez en cuando me dice "Hey, mira qué bonita foto  acaba de subir"
 No. Para mí, el problema que tengo es que, cuando una publicación de alguien tiene varios likes, a mí lo único que me aparece es: "A  Pepita y a treinta mil personas más les gusta esto". En todas las putas publicaciones. Ya sean estas de amigos, de páginas, de periódicos... "A Pepita le gusta esto". "A Pepita y a 5 personas más les gusta esto". "Pepita ha comentado la publicación de  nosequién".

Facebook, por favor, para ya. Tengo muchos amigos más agregados, ¿por qué consideras adecuado que sea su nombre  el único que me aparezca?  Porque yo ya me lo estoy tomando como acoso.

miércoles, 20 de julio de 2016

Anotación 66

Sabes que te gusta alguien de verdad, cuando no te masturbas pensando en ella.

domingo, 6 de marzo de 2016

Anotación 65

Los vecinos de arriba, habitualmente, hacen el sexo. Lo hacen, además, con ensañamiento, nada de "hala, hala", pa arriba y pa abajo y ya está, no.

Su estilo va más por "Eh, vamos a hacer temblar los cimientos del edificio para ver si cobramos el seguro del hogar", y ahí están.

Diré que grita más él que ella, lo cual me trae a la mente horribles pensamientos sobre los sufrimientos a los que estará sometido este pobre hombre, electricista en su vida civil.

Y diré también que yo estaba escuchando música clásica, y ahora tengo que poner Marilyn Manson para ahuyentar los viscerales sonidos que llegan desde el piso de arriba.

Ahora ella dice " por ahí no", y acto seguido, empiezan a descojonarse de risa.

NO, no pregunten, no tengo ni la más remota idea sobre lo que estará pasando ahí arriba.

Sólo diré que cuando venga a la prensa a preguntar, diré  siempre saludaban, pero yo a ellos, no. Por ostentosos del sexo.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Anotación 64

Yo tuve novia una vez, creo que ya lo he dicho en alguna ocasión. Con ella viví aventuras varias, siempre con finales terribles.

Un día me dijo "tenemos que probar cosas nuevas", y yo, a pesar de no saber lo que se me venía encima en un futuro no muy lejano, (véase Anotación 33) temí por mis integridades, la física y la moral.

Como ya todo el mundo se imagina, me niego, alegando que el estilo tradicional, sin sobresaltos ni sorpresas desagradables es el que más me gusta.

Ella, que no quiere que por mi mutismo y mi falta de libido se vaya la relación al carajo (me quiere dejar por follar poco y mal, hay que joderse), y que ella quiere probar cosas nuevas. Que le atrae sobre todo el fetichismo de los fluidos corporales (JODER, SI ES QUE LO QUE SE NARRA EN LA ANOTACIÓN 33 ESTABA YA MÁS QUE CANTADO!) y que algún día, habrá que probar.

Yo me escandalizo.


Inamovible en sus empeños, un día me asalta en la ducha. Se desnuda sugerentemente, se mete dentro del pequeño receptáculo, evidentemente insuficiente para los dos, y tras un par de besos, me dice al oído:

-Aprovechamos la ducha para probar algo? Con el agua casi no se va a notar.

A pesar de mi razonamiento de "si casi no ve va a notar, por qué no lo dejamos y ya está?", ella insiste. Insiste en hacer un poquito de pis sobre mi pié. Y que yo haga lo mismo con ella.

Y antes de que me dé tiempo de echarme el champú dentro de los ojos para poder salir huyendo, ya está ella de cuclillas orinando sobre mi pie. Mi precioso, terso y de la talla 44 pie.

Y recorriéndome un espantoso escalofrío por todo el cuerpo, levanto un dedo acusadro y exclamo:

-Amiga... abstente de seguir haciendo esto si no quieres que tu novio se convierta en una masa de átomos sin oficio ni beneficio.

Se rió, la muy sinvergüenza.

Me pregunto si hoy en día habrá conseguido convencer a su actual pareja de realizar tamañas excentricidades. Me los imagino a ámbos, duchándose postcoitalmente, riéndose, comentando las mejores jugadas, y tal vez ella tiene a bien de contarle, a modo de anécdota, los terribles acontecimientos que suceden en la Anotación 33.

Me gusta imaginarlo así.

jueves, 18 de febrero de 2016

Anotación 63

Creo que eres la chica más guapa que haya visto en la vida.

Es una lástima que, por los motivos laaaaaargamente explicados en este blog, todo se vaya a quedar en un suspiro al aire, un recuerdo de algo que un día pensé. Una canción que escribir en el futuro.

La edad perfecta para quedarse con la culpa, y no con las ganas, decían...

Y un carallo. En mi caso, es la edad (o el momento, o lo que sea) perfecta para quedarme con ambas cosas.

Ya lo dije una vez en una entrada anterior. No todo son risas y gracias en el mundo de la genofobia.




Ay!

domingo, 14 de febrero de 2016

Anotación 62 (Especial San Valentín)

Ah, amiguitos y amiguitas... Esperábais una anotacion especial por ser 14 de febrero eh?

Pues iba a no hacerla, pero ahora, ahora mismo, mientras escribo, acabo de recordar una anecdotilla que sucedió un 14 de febrero. Aviso, eso si, que esta entrada es light, y no tiene casi que ver con genofobias, ni sexos, ni cosas.

14 de febrero. Llueve que te cagas. Hay una chica que me gusta, con la que he tenido una historia turbulenta (de estas de ahora si, ahora no, ahora si pero tengo novio, ahora no pero no tenemos pareja ninguno de los dos...). Yo tengo la feliz idea de ir a visitarla a su casa. Su casa está en el quinto carajo y hay que hacer dos transbordos de autobús.

Compro en una tienda una rosa de estas de gominola de dos euros y pico, quedándome con el dinero justo para los dos buses. Se entiende que el camino de vuelta lo haré con las dos patitas que diosallahyahwebudakrishna me ha dado.

El caso es que, resumiendo mucho, habiendo quedado con ella a las 6 en su casa, le aparezco a las 9 y media, mojado, frío, sin mochila, sin rosa y sin hostias.

Resulta que perdí uno de los buses. Al cogerlo, bajarme y hacer el transbordo, me equivoqué de autobús. Autobús en el que se quedó mi mochila junto a la rosa de gominola (que si lo llego a saber me la como). La mojadura la cogí al tener que ir andando desde el quinto carajo hasta otro quinto carajo, más lejano todavía.

Todo ello para llegar hasta arriba, que me diese un abrazo, hablásemos de dos chorradas y me mandase a mi casa de vuelta.

Ah, por cierto, todo este lío viene porque habíamos quedado en el tanatorio que hay al lado de su casa (precioso lugar, verdad?), y yo, que soy una parodia de mi mismo, aparecí en otro tanatorio, en la otra punta de la ciudad. De ahí la necesidad de coger los autobuses, y toda la hostia.

En fin. Que si este día no fue el que dio comienzo a la genofobia, no entiendo qué suceso ha podido ser.

O si...?

lunes, 1 de febrero de 2016

Anotación 61

Un día, hace varios años, había quedado con una amiga para hacer el sexo en su casa.

El camino hasta allí desde mi hogar, transcurre por una laaaaarga y sinuosa calle, que puedes tardar 30-40 minutos en recorrer.

Inicié el paseo confiado. Con ganas, incluso.

Poco a poco, dar el paso siguiente se me hacía más complicado. Empezaba a pensar y repensar lo que iba a suceder. La exposición al cuerpo, a la carne, al sentimiento.

Que no, no recuerdo cual fue el motivo que me hizo pensar "me doy media vuelta". Pero sé que, no sé, sé que tuve miedo, que llevaba mucho sin follar y tenía miedo de correrme muy rápido. Miedo de no estar a la altura. De no ser el hombre que se esperaba que fuese.

Vaya, que lo que me hizo dar la vuelta fue la tremenda presión que también sufrimos los hombres sobre nuestro rendimiento sexual...

Y hoy en día puedo decir que lo siento.
 Que muy gustosamente quedaría con esta mujer, para retomar aquella "conversiación" nunca terminada, apenas empezada.

Lo siento. Tal vez un día volveremos a tener una oportunidad.

viernes, 29 de enero de 2016

Anotación 60 (Oooolé!)

Bien, amigos, amigas y amigues, voy a contar hoy una historia que llevo tiempo reservando.

Un día, hayábame yo tranquilamente en un campito, tocando a la guitarra canciones rebeldes irlandesas, contrarias a la ocupación británica en Irlanda del Norte, cuando una mujer apareció paseando a su perro.

Se ve que la señora era inglesa. O su padre era inglés. O su perro era inglés, yo no me acuerdo de eso.

Me acuerdo de que, lo que empezó con un "Chico, hay que tener cuidado con lo que tocas porque puedes ofender a alguien", acabó con un "Terrorista, feniano de mierda, hijo de puta" y demás lindezas, todo ello en inglés, claro.

Yo, que poca baza metí (cuando ella entró en el terreno de las descalificaciones personales me permití entrar yo también, llamándola UDA Asshole y cosas feas), sólo podía esperar a que aquel vendaval de odio y horror británico acabase.

Qué sucedió? La señora parece que se calla, hay un momento de tenso silencio en el cual nos miramos....

Y me besa! Me cago en la madre que parió a la vieja. ¿No va la tía y me entra? Joder, yo no sé si es que la discusión la puso cachonda, o que le daba morbo enrollarse con alguien que "apoya" a sus enemigos de muerte ( imagináos a Ana Botella poniéndose cachonda mientras discute con un tío de ETA, pues lo mismo), pero el caso es que tras ese intento de beso (yo cobreé como nunca he cobreado nunca), la mujer se ríe, me acaricia suavemente, llama a su perro (Bills, o Shit, o algo así), y se pira.

Y allí me quedo yo, presa del surrealismo y el desconcierto.  ¿Qué hostia les pasa a las señoras mayores conmigo? No me enrollo con las de mi edad, me voy a enronllar con gente que recuerda la caída de la unión soviética... venga hombre!


jueves, 28 de enero de 2016

Anotación 59

Recuerdo una noche en la que me enrollé con una chica. Suceso extraño.

Habíamos salido de Vigo dirección Santiago de Compostela para ver un concierto de Joan Baez. Dormiríamos en casa de un amigo suyo. He de decir que yo iba a este viaje con TODA la intención del mundo, pero desconocía si iba a ser correspondido por ella, o no.
Cuando llegamos a casa de su amigo, y vi que, no sólo el amigo no dormiría en casa aquella noche, sino que además, había una única cama.

Yo, que llevaba meses con la cabeza estropeada por culpa de esta muchacha, me dije a mi mismo que o bien esta noche pasaba algo que justificase que ambos durmiésemos en la misma cama, o yo iba a pasar del rollo, porque meterme en cama con alguien a quien estás deseando tanto, sin mayor pretensión... no es bien.

Sólo diré, amigos y amigas, que acabado el concierto, y tras horas de caminatas etílicas por Santiago y su peligrosa zona vieja, acabamos en la casa de aquel hombre, sin condones, poniéndolo todo perdido y pasando un frío de cojones.

MENOS MAL!